Un modelo de Psicoterapia Espiritual
y sus aplicaciones clínicas en diversas áreas.
Ejemplificación práctica en Trastornos de ansiedad
Autores: Silvia Kamienomostki, Beatriz Boulanger, Fernando Huberman / ¹
Para la Psicología Espiritual la integración de la dimensión espiritual a la práctica psicoterapéutica transforma la lectura y abordaje de la clínica. Para ello consideramos necesario una metodología y entrenamiento preciso. Compartiremos un modelo de psicoterapia espiritual que investigamos desde hace 25 años, desarrollando un marco teórico y técnico (un “pasamanos a la Conciencia”²) que incluye la visión espiritual tanto con relación al terapeuta como respecto al paciente, que hace posible el cotejo de datos y la verificabilidad en la clínica.
Continuando con el valioso aporte de numerosas escuelas psicoterapéuticas que incluyen lo contextual, nuestro modelo también hace hincapié en recobrar la conciencia del contexto, resignificándolo como la síntesis de la multidimensión del Ser. Buscamos ampliar el contexto tanto a lo que se encuentra inconciente como a lo que se haya invisibilizado de la dimensión espiritual, para incluirlo y desarrollarlo.
Aún cuando la aplicación del mismo es para todas las problemáticas, respetando las singularidades, se abordarán los trastornos de ansiedad para ejemplificar lo teórico y técnico en un foco específico, tomando la temática actual de los miedos. A las lecturas habituales se le suma la investigación del síntoma en los distintos niveles de la multidimensión del ser, la reconexión conciente con los niveles más involucrados, y la instrumentación de técnicas.
El siguiente relato nos puede ayudar a modo de introducción del abordaje de los trastornos de ansiedad desde nuestro marco psicoterapéutico
espiritual: Una noche en una aldea llega el Fantasma de la viruela, al verlo el hombre santo que habitaba allí le exige que se vaya, recibiendo como respuesta que respetaría el orden cósmico y sólo se llevaría a tres personas. El buen servidor de Dios comprendió y esa noche fallecieron tres. Pero en los
días siguientes fallecieron otros, y otros, y muchos. El hombre santo, que se creyó engañado, volvió a hablar con el Fantasma para interpelarlo, quien reafirmó que sólo se había llevado a tres- ¿Pero y los demás? -Los demás murieron de miedo.
Los miedos se hallan en el nivel de la personalidad, es decir, en nuestra mente, en nuestras emociones, en las relaciones y en nuestro cuerpo físico.
Pueden ser racionales (con causa conocida) o irracionales (sin causa aparente), como ser los ataques de pánico. Pero irracional no significa que no tengan una causa real, sino que ella se encuentra en “espacios-mapas” habitualmente no considerados, como la multidimensión del Ser y el mundo invisible. Muchas veces, en nuestra vida cotidiana, nos sentimos desbordados por distintas emociones, pensamientos y/o sensaciones corporales y no somos concientes de cuánto se suma por contagio de otras personas, de diferentes espacios, o directamente del mundo invisible.
Un modo de protegernos y de transformar nuestra experiencia es estar concientes de lo que convocamos cuando pensamos, sentimos,
accionamos, ya sea por sincronía, atracción o resonancia.
Para modificar lo que experimentamos como negativo es indispensable tomar conocimiento, con honestidad, de nuestra actitud interna y de nuestras brechas. La actitud interna es la posición en la que vivimos, desde dónde accionamos y nos manifestamos (por ejemplo es frecuente la alternancia en la posición víctima/victimario). Una brecha es aquel lugar en la mente, en las emociones, en el cuerpo, en lo relacional y/o en los campos energéticos en
donde presentamos alguna manifestación de una vibración determinada que resulta convocante para las energías de baja frecuencia, posibilitando acoples que después sentimos que nos incomodan.
Estos conceptos se relacionan con la dirección en la cual circula la energía, que es de afuera hacia adentro, por ello el mental, el emocional, el cuerpo físico y la personalidad en su totalidad son tan permeables al contagio (y todos están interrelacionados). La conocida frase “como es afuera es adentro” expresa esta dinámica.
Las buenas noticias son que así como abrimos puertas-brechas a bajasvibraciones también las podemos cerrar, y que las leyes de sincronía, atracción, resonancia, se cumplen tanto con eventos positivos como negativos.
Y que podemos trabajar psicoterapéuticamente para dejar de estar a merced de este juego, partiendo de nuestra concepción de que ningún problema se resuelve en forma absoluta en el mismo nivel en que ha sido creado. Con ello queremos decir que si bien se genera en los niveles de la personalidad, trabajando en ellos podremos generar cambios, pero la búsqueda de una síntesis entre espíritu y materia y la reconexión con nuestra real y profunda identidad se desarrolla a través de tres pilares: el aumento de la conciencia, el descenso y la transformación.
Por las características de estos pilares (no mentales ordinarios), podemos compartir algunos ítems teóricos y metodológicos del abordaje psicoterapéutico, pero no el proceso a través del cual se desarrolla el conocimiento conciente de la multidimensión, por ser, en su esencia, vivencial.
Tomemos un ejemplo de cómo podría ser trabajar desde estos pilares con alguien que consulte por miedos. Como en todos los casos, el síntoma es resignificado teniendo en cuenta una recontextualización y redimensionamiento del mismo, apoyados en conceptos como las brechas, el contagio, el síntoma/obstáculo como oportunidad, el bloqueo personalidad/Alma.
Una simple pregunta puede ayudar a iniciar el trabajo de aumento de la conciencia -¿Qué observa que está irradiando y vibrando en este momento, cuándo habla del miedo? El paciente detiene su discurso, que porta sus patrones habituales de respuesta, e incluye esta nueva Conciencia más allá de las emociones. Se irá luego ayudando a la construcción de un testigo observador, para lo cual el primer paso es diferenciar la mente de la conciencia (la primera de la personalidad, la segunda del Alma), y desarrollar así una observación amorosa, neutra y acrítica de lo que se irradia, lo que se contagia, las brechas, los campos energéticos, los campos mórficos.
Se observará también para qué pasa lo que pasa (el obstáculo como oportunidad), qué nos muestra, qué aprendizaje posibilita, qué nos propone re-direccionar.
Siempre propiciamos experimentar lo que se trae como motivo de consulta desde otros planos de conciencia, con diversas técnicas específicas.
Para ello es muy importante trabajar en la distinción Ego-Alma ya que este modelo incluye ambos niveles. Creemos que los síntomas son manifestación de bloqueos en distintos niveles: entre los de la personalidad (físico, emocional, mental, relacional), y-el menos explorado tradicionalmenteentre la personalidad y el Alma. En primer lugar es indispensable favorecer la comunicación desbloqueando la conexión entre ambas. Es parte del proceso terapéutico ir reconociendo desde qué lugar se actúa, si desde la personalidad, o desde el Alma (integrando a la personalidad). Nuevamente, si bien podemos enumerar algunas características distintivas de ambas, la verdadera diferencia no se conoce a través del mental, sino con la experiencia.
El Ego tiene como principio general la división, se maneja con la concepción de un tiempo lineal y acotado, dentro de la dualidad, de la
individualidad finita, del voluntarismo, y se transforma con la ayuda del Alma.
Mientras que el Alma tiene como principio general el de la Unidad en la Diversidad, el tiempo es continuo y simultáneo, todo es Unidad, individualidad infinita y Universalidad, se entrega a la Voluntad y progresa con ayuda del Espíritu.
Es a través del aumento de la conciencia (un despertar consciente) junto con el descenso de energías de planos superiores (de allá para acá)
que se habilita la reconexión entre la personalidad, el alma y el espíritu y la transformación de sus aspectos menos conscientes, menos evolucionados, implicando más que un cambio, el pleno atravesamiento de la situación.
Así se exploran los miedos, las brechas, su función en su aprendizaje de vida y la nueva Conciencia se experimenta, se abre, habilitando trabajar con la energía de descenso, y esa capa de miedo puede comenzar a ser transformada.
Nos referimos no sólo a los aspectos de la personalidad, que habrán de transformarse, sino también al despertar del alma y a su propia evolución progresiva apoyada en el espíritu: el objetivo es que el alma y el espíritu desciendan y que la personalidad y el cuerpo físico asciendan para lograr una evolución consciente. ³
Lo que es necesario y hace posible este trabajo es el entrenamiento espiritual consciente del terapeuta, que regula las legitimaciones de
cualquier tipo de percepciones, intuiciones o distorsión que pueda manifestar el paciente. Además, la capacitación hace que el terapeuta tome muchos recaudos no solo respecto a la decodificación de las percepciones del paciente, sino también en cuanto a las propias en el proceso terapéutico, y, sobre todo, al evaluar el modo, el momento y la conveniencia o no de transmitirlas.
Todo esto permite que un terapeuta entrenado en esta modalidad de trabajo realice un diagnóstico diferencial entre crisis espiritual, crisis de la personalidad o una mezcla de ambas. De más está decir lo útil que ello
resulta para los pacientes con estas características.
De las buenas noticias exploramos la de cerrar las puertas a las bajas vibraciones, dejar de ser imanes de las mismas. Es igual de maravilloso no sólo dejar de producir polución innecesaria, sino también trabajar en la búsqueda de la conexión conciente con las energías positivas (por sincronía, atracción, resonancia).
Podríamos hablar de comunión, en contraposición al contagio, sólo a modo de diferenciar “las buenas compañías de las que no lo son”. Es decir, siempre estamos asociados y unidos a todos y al Todo, porque eso es ser multidimensionales, y cuanto más concientes de ello mejor, podremos seleccionar a qué nos conectamos.
Podemos sintonizar con campos mórficos de luz, de altas vibraciones, y así, por ejemplo para disolver los miedos, conectar con la Fuente de la Seguridad. Estos movimientos deben hacerse con sincero anhelo y humildad, sin enojo, ira, impotencia.
Al considerar que “como es afuera es adentro”, cada uno debe asumir que tiene que trabajar con sus propios rencores, odios, miedos, para poder llegar a habitar la no-violencia adentro y encontrar, luego, la paz afuera, en el mundo.
Por todo lo dicho se comprenderá que esta psicoterapia puede utilizarse tanto para trabajar con experiencias disfuncionales como para brindar acompañamiento a quienes buscan el crecimiento personal o espiritual de su Conciencia.
Uno de los principales beneficios de esta psicología, además de su efectividad frente a las dificultades o las patologías, es que puede acompañar fecundamente procesos en donde lo que se busca es el crecimiento de la
conciencia.
Referencias
1 / Fernando Huberman, Beatriz Barroso
2 / Este artículo condensa el desarrollo de varios capítulos del libro de la autora Silvia Kamienomostki, Pasamanos a la Conciencia, Una Psicología Espiritual para este ciclo de la Humanidad
3 / Por eso nuestro modelo de psicoterapia se llama TICEAP, sigla de Transformación Integral Conciente desde el Espíritu y el Alma para la Personalidad.